Galletas de aceite, Quelis o galletas de Inca

Aquí tenéis la primera de las entradas del menú especial, familiar o de celebración nº 3. Ésta es una de las recetas que más ilusión me hacía preparar de todo el menú y tiene una razón muy sencilla: mi abuela ha vivido muuuchos años de su vida en Mallorca, y como venía a comer, me apetecía hacer algo de allí y que no fuera habitual hacer en casa. 

Cuando andaba rebuscando en los blogs, a ver qué recetas había, me encontré con que el gato cocinero era mallorquín (ya lo sabía, pero son detalles que a veces se te olvidan o no caes cuando andas buscando algo)… andaba yo por el índice cuando de repente lo vi: Galletas de aceite, Quelitas, o galletitas de Inca que les llamábamos nosotros (no sé si esto es muy oficial o no, pero nosotros las conocemos así).

Dicho y hecho, no había que pensar más, iba a hacerlas, me daba igual lo que me costara. Le pregunté a Manu sobre su conservación y ya me dijo que en una fiambrera no tendría problema… y así es. Es cierto que se ablandan un pelín al pasar los días, pero no importa cuando te estás comiendo tus galletas de Inca caseras (he de decir que nosotros hemos ido muchos veranos a Palma y además a veces hay intercambio de productos entre la familia, así que para los más jóvenes de la familia, también era algo especial).

Y una vez explicados mis motivos sentimentales… paso a explicaros la receta como lo hace el gato.

Ingredientes

• 200 g de agua
• 100 g de aceite de oliva
• 100 g de manteca de cerdo
• 25 g de levadura de panadería  o fresca
• 550 g de harina
• 10 g. de sal

Preparación

0. Precalentar el horno a 180º

1. Poner en el vaso el agua, el aceite y la manteca y calentar 2 min 37º V1

2. Añadir la levadura desmenuzada con las manos y remover 5-10 seg V5

3. Incorporar la harina y la sal y programar 20 seg V6

4. Amasar 3 min velocidad espiga (vaso cerrado).

5. Estirar la masa con ayuda de un rodillo dejándola no muy fina ( ½ cm. aprox.). Darle forma con un cortapastas apropiado (una tapita del bote de las especias o un vaso de chupito pueden servir). Marcar las galletas con el cortapastas muy juntas para no desperdiciar pasta. Yo, de todos modos, también horneé los recortes grandes.

6. Forrar una bandeja para horno con papel de horno e ir colocando las galletitas unas al lado de las otras pero sin pegarlas. Marcar en cada una de ellas unos agujeritos en el centro (usando un tenedor).

7. Dejar reposar unos 15- 20 minutos en un lugar templado (mientras vas cortando las demás).

8. Hornear unos 10-15 min a media altura hasta que estén tostaditas sin quedar morenas. Dorado es el color ideal.

9. Sacar del horno y dejar enfriar. Una vez frías, probarlas para asegurarnos de lo buenísimas e irresistibles que son… y almacenar en una fiambrera o caja metálica las que no nos hayamos comido!

Si las habéis probado alguna vez, entenderéis por qué gusta tanto preparar esta receta… y si es la primera vez que las probáis, simplemente, ¡disfrutad!

No sé si es un sacrilegio, pero a mí me gusta echármelas picaditas sobre el gazpacho o sino, untarlas con sobrasada o con un chorrito de aceite y queso…